La adolescencia es quizá una de las etapas más odiadas por muchas madres, padres y en ocasiones por sus mismos protagonistas.

Frases como “no lo entiendo, cómo le hablo, cómo le explico, qué hago” y muchas otras más, son frecuente escucharlas entre los progenitores de estos pequeños niños experimentando su vida en un cuerpo de adulto, la desesperación y poco entendimiento de esta etapa, así como los comportamientos que la caracterizan, son capaces de despertar montos exagerados de angustia, enojo, miedo, desesperación e impulsividad en las personas que comparten la vida cotidiana de las personas que atraviesan por esta increíble, maravillosa e inentendible etapa de vida.

Por su parte, los pequeños que atraviesan por ella viven un caos en el sentido literal de la palabra, ya que no comprenden qué es eso que les está sucediendo en todos los aspectos, experimentan cambios abruptos en el estado de ánimo, ambivalencia en sus decisiones, gustos, necesidades y no logran hacer algo para poder estabilizarse por lo menos unos cuantos días ante este torbellino de cambios para los que ciertamente no están preparados ni ellos, ni sus familias.

Sus cuerpos cambian, existe la posibilidad de embarazarse, empiezan a llevar a cabo actividades de adultos como manejar, consumir alcohol, tabaco, asistir a fiestas por la noche y algunas otras actividades en las que en muchas ocasiones, el resultado es meterse en problemas sin que necesariamente entiendan muy bien porqué, ya que la posibilidad de establecer límites y seguir los ya establecidos, es complicado para ellos debido a los cambios hormonales de los que son víctimas, y mientras, los padres hacen su mejor esfuerzo para encontrar la manera más adecuada de educarlos, sin saber que esto es prácticamente imposible ya que la etapa de la educación ha terminado en la infancia, a los 8 años para ser más específicos, lo más que se puede hacer de aquí en adelante será guiarlos y enseñarlos a tomar decisiones más saludables para que los metan en menos problemas, de lo contrario, enfrentaran las consecuencias con el objetivo de prender de la experiencia, cosa que en muchas ocasiones es una situación dolorosa e inexplicable para ellos.

Sé lo que debes estar pensando, y no, no son tontos, no me refiero a eso, lo que sucede es que, por la característica biológica de la etapa, la posibilidad de dimensionar la gravedad de sus comportamientos, aprender de la experiencia, así como controlar sus impulsos, es casi nula ya que la región del cerebro responsable de esto termina su desarrollo a los 25 años aproximadamente y se llama lóbulo frontal.

Sin embargo, no todo está perdido, las personas tenemos un gran recurso llamado comunicación, que no es mas que un método mediante el cual informamos a otros de manera verbal y no verbal, cosas que queremos que alguien más sepa.

La comunicación con los adolescentes parece complicada, sin embargo, lo complicado no se encuentra en la etapa, sino en la manera en la que los adultos la ponemos en práctica, una persona que tiene una comunicación deficiente, también la tendrá con niños, adolescentes y adultos y aunque es verdad que con adolescentes es necesario comunicarse con recursos más acertados, la deficiencia será general.

La comunicación con los adolescentes debe contar con ciertas características como las siguientes:

- Ser más constante que con el resto de las personas: No, no se trata de pasar horas como perico tratando de sacarles las cosas con tirabuzón, a lo que me refiero con la constancia es que el acercamiento en términos de conversaciones de calidad sea más constante, es decir, interésate más en sus actividades, tareas, amistades, parejas, etc., de manera genuina y sin juzgar, esto genera confianza.

- Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre: Es fundamental que guardes la distancia suficiente para no ser intrusiva (o), pero también que estés pendiente de su vida cotidiana, ¿Cómo vas a lograr esto? Poniendo atención en sus estados emocionales y en sus actividades de manera equilibrada, ten cuidado, si solo pones atención en sus actividades, darás señales de investigador privado tratando de encontrar en dónde se están equivocando y esto genera desconfianza, si pones atención solo en sus estados emocionales, sentirán la intrusión ya que nunca te preocupas por lo que hacen, y esto genera ambivalencia, es decir, ¿Cómo una persona se puede preocupar de cómo nos sentimos si no le interesa lo que hacemos?

Después de poner atención, Involúcrate, crea un interés en sus actividades, pregunta, aconseja, sugiere, y comparte esos estados emocionales que estas viendo en ellos, incluso puedes platicarles cómo eras tu en esa etapa, pero jamás los juzgues recuerda que lo que buscas es incrementar su comunicación, en todo caso oriéntalos, pero no hagas de ti una figura persecutoria para ellos, no eres policía.

Encontrar el equilibrio es fundamental, recuerda que lo que buscamos es generar confianza en ellos

- Sé una entidad comunicativa y no solo un discurso: La comunicación va más allá de articular unas cuantas palabras, ¿Sabías que los mudos también se comunican? Y no solo con señas, sino con su lenguaje corporal. Cuando hables con tus adolescentes debes ser congruente con lo que dices, cómo lo dices, tus ademanes, tono de voz y expresión facial. ¿Qué pensarías de una persona que aparentemente esta feliz de lo que le estas contando, pero su cara es de enojo, los brazos los tiene cruzados, y se encuentra sin emitir ni una sola palabra? Lo mismo piensan tus hijos cuando no alineas estos conceptos en un ambiente de congruencia.

- Ocupa la comunicación para lo que es: Con esto quiero decir que funciona par informar a otros algo que queremos que sepan, para intercambiar ideas y algunas otras funciones. Evita ocuparla para descargar tus estados emocionales, esto no contribuirá de mucho, lejos de hacerlo, los adolescentes construirán una especie de coraza y se mostraran inaccesibles contigo, aquí la cosa se pone grave ya que la posibilidad de que te cuenten sus cosas para que tu puedas guiarlos será casi nula, si a esto le sumamos que acudirán a amistades probablemente con sus mismas deficiencias en la comunicación, seguramente los consejos que se darán entre ellos no serán muy saludables.

- Adiós al autoritarismo y a los gritos: Es verdad que tú debes tomar las decisiones que te corresponden como adulto, así como establecer las consecuencias de sus actos, sin embargo, es solo eso, CONSECUENCIAS de sus actos, a veces los castigos parecen más el resultado de la herejía en la época de la inquisición, esto acompañado de lo más terrible que pueden hacer los padres a los hijos, etiquetarlos, retirarles el habla, gritarles, pegarles y condicionarles el amor. Esto es lo más terrible ya que la traducción que harán los jóvenes de esto no será de sentirse mal, sino sentirse malos.

Las consecuencias tú las decides, aquí jamás encontraras un listado de eso, lo que si te sugiero, es que les expliques de manera clara cuál será la consecuencia de sus actos amorosamente y que remates con frases alentadoras como: “esta consecuencia no tiene nada que ver con el amor que te tengo” “te quiero y puedes confiar en mi” “siempre voy a estar para ti incondicionalmente” ya que esto les permite saber que lo que hicieron no estuvo bien, sin embargo, eso no los hace malas personas.

Hasta aquí he dado algunos recursos para mejorar la comunicación con tus adolescentes, sin embargo, existen más, este tema es sumamente extenso, lo importante es contar con algunos recursos, aplicarlos y ser constante ya que de esto depende la confianza que tendrán contigo.

Si te cuesta trabajo comunicarte con ellos, probablemente también te cueste vincularte de manera saludable, y estas perdiendo una gran oportunidad de disfrutarlos, acompañarlos y guiarlos durante esta etapa de vida. Los problemas de vinculación materna generan hijos inseguros, con baja tolerancia a la frustración y con autoestima poco estable, con esto no quiero decir que la figura paterna no contribuya, al contrario, lo que quiero decir es que la relación con la madre proporciona mayores recursos a los hijos que la del padre, aunque las relaciones parentofiliales son otro tema del cual hablaremos en otra ocasión.

Dolto, psicoanalista francesa, decía “los niños y los adolescentes expresan lo que los padres llevan dentro, y con gran frecuencia, lo expresan a través de un malestar y su comportamiento, aunque a veces también pueden expresarlo con una magnifica salud”

La función parental tiene como premisa, la guía, enseñanza, comprensión y amor a los adolescentes, pero jamás lleva en su investidura ser el verdugo, policía o juez de los hijos, recuerda que se encuentran en un momento crucial de su desarrollo, en este sentido, tu cercanía emocional es de las cosas más importantes que puedes proporcionarles. Si se equivocan ayúdales a identificar què les está sucediendo, enséñalos, explícales, platícales y permíteles sentirse acompañados de la única presencia incondicional, la tuya.

Los hijos son parte de la familia y la familia es un equipo, por lo tanto, deben contribuir como tal, recuerda que los hijos son el síntoma de los padres.

Yo soy Carlos Villegas, psicólogo especialista en adicciones y psicoterapeuta psicoanalítico en formación, estoy convencido de que nunca, nunca, nunca es demasiado tarde y que siempre es un buen día para volver a empezar, claro, siempre y cuando tu así lo quieras.

Soy un apasionado del comportamiento humano, la mente, el inconsciente y la cara de los pacientes cuando al final de un tratamiento les digo mi frase favorita: “Ya ves como sí se pudo”

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